Un sentimiento como de nervios y ansiedad me invadió de pronto.

El pensamiento de que quizá estaba cometiendo la mayor estupidez de mi vida cruzó mi mente una y otra vez mientras conducía hacia la agencia. Volví a pensar todos los pros y contras de la compra (especialmente los contras). Entre más me acercaba al lugar, más miedo me invadía, pero estaba decidido y no pensaba retractarme. Vi el modelo, comparé colores (el rojo estaba de lujo, pero cualquier rayoncito se notaría demasiado, así que me decidí por el plata). Me sedujeron hasta una sala donde pactaría el contrato. Hablamos sobre términos y condiciones, garantías, forma de pago, tiempo de entrega. Después de un breve entendimiento acepté casi sin pensarlo más, pues si lo seguía pensando hubiera salido corriendo de aquel lugar de tentación para esconderme en cualquier rincón oscuro. Mis manos temblaban mientras firmaba los papeles, mi corazón palpitaba con incertidumbre y mi bolsillo sintió un golpe profundo del cual tardará un rato en recuperarse; pero simplemente ya no había vuelta atrás. Después de la transacción, siguió la atención amable mientras me mostraban los modelos de protección. Comenzó el proceso para la entrega, según me decían: 2 horas aprox., durante las cuales me quedaría solo, inmerso en mis pensamientos. Pero ya no quería pensar, simplemente quería que pasara el momento, dejar atrás ese limbo en el que me encontraba y entender lo que estaba pasando.

Afortunadamente, no pasó mucho tiempo antes de que llegara Quantum para brindar apoyo y darme unas breves indicaciones de manejo y uso. Platicamos un rato mientras recorrimos la ciudad esperando poder recoger aquella máquina demoniaca. Cuando volvimos, ya nos esperaban. “Aquí están sus llaves” dijo vanamente la vendedora, pues para ella era algo indiferente, pero para mí, habían sido palabras de cánticos que pocas veces escuchadas en mi vida. Me cuesta describir la sensación, pero ese momento me cambió todo el ánimo, todas las dudas desaparecieron dejando una sonrisa en mi rostro; Y es que aunque yo compré mi auto, prácticamente fue una decisión de mi padre de cuál auto comprar; Cuando cambié al Black Dragon, pagué una diferencia y me deshice del auto anterior, además del hecho de que siempre he adquirido autos seminuevos o usados. Hoy era diferente, aquel día me convertía en el primer propietario de un vehículo completamente nuevo, sin antecedentes en las calles, con un enorme 0 en el odómetro y listo para empezar a sumar kilómetros junto a mí. En ese momento no pude mas que hacer como un padre cuando sostiene a su hijo por primera vez, mirarla con ternura y darle un nombre, mi acompañante de viajes interminables, que me sostendría en el aire y llevándome a recorridos por tan diversos paisajes: my Silver Wing…

R01 out…

~ Last thoughtsâ„¢

A los Buddies: Quantum fue de mucha ayuda y se le agradece (Lessons). También a Ixion por su apoyo moral (dude sí que me tranquilizaste).

A los lectores: Pronto un post sobre mi experiencia sobre la silver wing…

De fondo: Me largo de la oficina, late as always…