Ayer el cielo demarró horas de lágrimas intentas después de presenciar lo que sería el último viaje que haría en la Silver Wing… mi primera moto. Aquella con la que aprendí a viajar en dos ruedas motorizadas, con la que di angustia a mis padres, que despertó atracción y curiosidad de muchas amigas, con la que disfruté del viento como nunca antes, mi compañera en los momentos de reflexión a lo largo de recorridos sin destino, la que me facilitó el transporte en horas pico y me salvó de quedarme sin transporte cuando el White Dragon se encontraba en reparación, ahora se ha ido y no volverá…

Sin duda hay que seguir adelante. La relación que teníamos aunque ya era de confianza, no estaba funcionando… habíamos llegado al límite. Hubo un tiempo que tu tenías tanto para dar y yo no lo podía soportar, que prefería la cautela. Al poco tiempo nos acoplamos y fui muy feliz; solo disfrutaba con estar a tu lado. Pero mi cuerpo fue pidiendo más y más, hasta conocerte por completo y exhaustar tus recursos. Solo fue cuestión de práctica y de pronto ya era cada vez más fácil llevarte al máximo. Pasé el punto y superé el umbral, busque seguir; pero ahora eras tú quien no podía soportarlo. Al principió no importó, “era normal”; y sin embargo, ya no era excitante, ya no me traía emoción. Me sentía atrapado y desesperado con cada ocasión que sucedía hasta no aguantarlo más. El amor se había perdido y me volví egoísta; volteaba a ver a otras descaradamente con el pensamiento ajeno… y finalmente lo decidí…

Ahora lo pienso y me siento vulgar, obsceno. Recordar que la dejé ir por un fajo de papeles coloridos me lastima el sentimiento, y más aún, recordar como se alejaba de mí… eso me parte el corazón. Pero sin duda tú estarás mejor, y yo… encontraré un nuevo amor.

Por ahora te digo: Farewell my fellow companion… farewell my love… farewell… my silver wing…

R01 out…